De los sofistas a la posverdad.
Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público seaincapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y suesclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la máspobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre lasclases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzarpara las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”N. Chomsky
La
democracia que hoy vivimos surge en Grecia alrededor del siglo V, en
ese contexto la filosofía dirige su reflexión hacia el ser humano,
aparece, entonces, el movimiento sofista creando saberes tales como
la lógica, gramática, epistemología, ética, psicología,
estética; incluso estudios sobre la religión, sociología y la ciencia
política fueron objeto de críticas.
Los cambios de la democracia no se comprenden sin el
aporte del movimiento sofista. Los sofistas aparecen como hombres
capaces de prevalecer sobre el contrario gracias a su ciencia, a su
arte de la oratoria y del discurso.
Con los sofistas apredimos que el
saber se convierte en fuerza social: es importante saber para
convencer de las propias opiniones. No obstante, es cierto, también introdujeron
el individualismo, el relativismo y el escepticismo con las
consecuencias consabidas (en la búsqueda de la verdad, por ejemplo)
cuando se abusa de esos planteamientos.
No es casual que Ellacuría
escribiera sobre Sócrates y la necesidad de formar ciudadanía a
partir de una recta
humanización al mismo tiempo
que se comprometían con la ciudad y ejercían una recta
politización y es que según
Ellacuría, Sócrates era de la idea que el hombre y la ciudad eran
el uno para el otro.
Me pregunto sí Sócrates fue un sofista o si, en realidad, tal como
lo establece Platón fue el más reacio de los críticos del
movimiento sofista.
El movimiento sofista no fue bien ponderado,
fueron tildados de charlatanes, ambiciosos, chantajistas y egoístas,
etc. En la educación del ciudadano griego y para estar capacitado
para convivir en la nueva democracia, los sofistas estaban
convencidos que el arte de la persuasión no está al servicio de la
verdad sino de los intereses del que habla, quizá por esta razón
fueron juzgados tan mal.
La cuestión que dejo planteada es si no
será que la democracia tampoco requiere la verdad radical, se habla
de la verdad procedimental, de la justicia procedimental, etc.
Podemos ver claramente que en la democracia contemporánea, igual que
en la democracia griega, la verdad no importa, importa el poder, los
votos determinan cualquier asunto.
Da la impresión que preguntas
fundamentales como ¿qué es la verdad? ¿Qué es la justicia? Nunca
serán respondidas desde una democracia, no se respondieron antes y creo, que tampoco ahora.
Pura coincidencia el dato tan trivial manifiesto por los sofistas en
la democracia ateniense que el arte retórico descubre que la
relación entre el habla y el mundo es, sobre todo, una
representación, adios a la idea de correspondencia entre el habla y
el mundo y adios al concepto de verdad.
Cualquier representación es
verdad (relativamente) y no existe una representación mejor que otra.
Cuando hoy hablamos de posverdad nuevamente observamos algo muy
recurrente, desde los maestros sofistas el proceso de persuasión,
de manipular, de negar los hechos y de oponerles otros hechos
alternativos, crear argumentaciones y discursos no son democráticos
pero son parte inherente de la democracia: todo se resuelve por la
fuerza o por la persuasión.
Publicado en Brújula Electoral #17 el 8 de agosto 2017.
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