El Buen Vivir implica desmilitarizar.


Moisés Gómez. San Salvador-Desmilitarizar es la acción política inteligente. Los gobiernos conservadores de derecha solo pudieron gobernar con el fusil, la tanqueta y con la bota. Recordemos sumariamente: desde los años setenta del siglo veinte se militarizó las fábricas, el transporte, la UES, las elecciones, los cafetales, en un país altamente deforestado, no solo de árboles y de ideas políticas creativas, el verde olivo era omnipresente. Es decir, la derecha solo pudo gobernar con las patas, como se dice en buen salvadoreño; por antonomasia, la izquierda debe desmarcarse y alejarse de ese modo torpe de gobernar. Ya sabemos que ese modelo de gobierno pseudodemocrático ha fracasado y es una de las razones por la cual la izquierda agrupada en el FMLN llegó al poder en la Asamblea Nacional y al Ejecutivo. Lo más lógico e inteligente es que la izquierda piense un modelo de gobierno que progresivamente desmilitarice y disminuya la presencia y acción del ejército dentro del país. 
La derecha política y económica, ahora en la oposición, hará cualquier maniobra para que el FMLN recurra al uso de los militares, eso es obvio, la oposición política y los grandes intereses corporativos no quieren, no les conviene que las alternativas tengan éxito político sin recurrir a la bota opresora, esperamos que el liderazgo político del FMLN no caiga en las tretas que le ponga la oposición. Las mismas organizaciones y el movimiento social que apoya al FMLN no pueden caer en la falacia de creer que con más fuerza militar, con más garrote se va a arreglar la inseguridad ciudadana.
En la coyuntura actual, caracterizada por el auge de la violencia pandilleril, el gobierno es como aquel equilibrista que camina por una cuerda a gran altura: un paso en falso y el resultado sería desastroso para todos. Después de doscientos años de que élites conservadoras han gobernado con las patas es comprensible que amplios sectores de la sociedad exijan garrote (o el uso de la fuerza represora del Estado) porque así nos han educado, pero no es natural ni es normal ni mucho menos es democrático. Aquí el FMLN debe gobernar con la cabeza pero con los pies en la tierra, esto es, pensar cómo resolver el agudo problema de la violencia social, últimamente, agravada por las maras o pandillas. Todos los que nos ubicamos en la izquierda debemos aportar a ese desafío.
No se trata de disolver por odio anacrónico el estamento militar, ni de abolir por decreto la Fuerza Armada, todos reconocemos la profesionalización de las FAES hoy; tampoco se trata de que el Estado sea un títere de cualquier expresión criminal que le doble el brazo, en este sentido, la izquierda, el gobierno y todas las personas de bien deben pensar cómo el Estado puede castigar a los que vulneren los derechos humanos de todos los salvadoreños pero, especialmente, cómo el Estado atenderá las violaciones de las garantías constitucionales en las mayorías populares. El poder Judicial y la Fiscalía no pueden abstraerse de este desafío social. Se trata de fortalecer la seguridad ciudadana fortaleciendo la calidad de vida y, sobre todo, mejorar el nivel de vida de la población salvadoreña en coherencia con el desarrollo humano en un contexto democrático.

Escrito publicado el 5 de agosto en diario digital ContraPunto (http://bit.ly/1DHIsjf)

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