Teología neoliberal como teología política
Moisés Gómez (*) “Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males” (1 Tim 6:10)
SAN SALVADOR-Legitimar el status quo que beneficia a unos pocos en detrimento de las grandes mayorías es tarea siempre importante y urgente del pensamiento conservador. Legitimar las desigualdades económicas que provoca la economía neoliberal y por otra parte, fortalecer la cultura conservadora que defiende supuestos valores “tradicionales” de la sociedad capitalista, son las dos caras de una misma moneda: la sacralización de las relaciones socioeconómicas instauradas por el paradigma neoliberal. Ante esta realidad es que hace falta más pensamiento crítico que desenmascare esta teología neoliberal y su conservatismo político.

En la realidad latinoamericana podemos constatar que el discernimiento de los dioses está en los orígenes de la teología de la liberación “una teología que nunca discutió la alternativa ateísmo/teísmo como un problema, sino siempre el problema de la idolatría/fe”. Una manera de legitimar la injusticia económica se basa en una equivocada fe y en una interpretación de Dios que en realidad es unídolo. América Latina y nuestro país sufren el mal de la idolatría. A esa conclusión llegamos después de un análisis de las divinizaciones a partir de la vida real: se diviniza la propiedad privada, la riqueza, las clases sociales, las relaciones sociales del tipo amo/esclavo, el libre mercado, etc.
Aproximadamente en 1970 el pensamiento conservador crea la teología neoliberal para combatir la teología de la liberación y pretende hacer suya la lucha de los pobres y su emancipación, pero no lo hace reconociéndolos como sujetos corporales y necesitados que mutuamente se reconocen, sino que lo hace a partir de un enfoque individualista y dualista enmarcado en el spencerismo social (mal llamado darwinismo social) “la teología del imperio neoliberal, en cambio, no puede enfocar al pobre sino como un objeto de los otros, quienes no son pobres” y por ello se la puede tildar de una teología anti-liberadora.

La teología neoliberal se presenta como apolítica frente a la teología de la liberación a la que acusó de ser una expresión marxista, no sólo eso, extendió este juicio hacia todo aquel cristiano que creyera en la liberación de la opresión humana. Sin embargo sus miembros como freemenhan jurado defender y promover sus derechos por medio de un gobierno libre (Libro del Mormón, Alma 51: 6-7)
En Estados Unidos y continuando siempre con Romney vemos que es frecuente que argumente su aversión hacia los procesos políticos progresistas que atraviesa América Latina. Desde la teología neoliberal se critica y cuestiona a los utópicos, a los que creen que todavía otro mundo es posible. Y sin embargo, la teología neoliberal y conservadora defiende una utopía que caracteriza como “realista” y frente a la cual ya no hay otra alternativa: lo realista es respetar el contrato y la propiedad privada; un mundo capitalista con libre mercado y la democracia como simple método político vacío de toda referencia ética.
Los neoliberales y su teología no son utopistas son “pragmáticos”: la sociedad neoliberal es la única alternativa. ¿Cómo puede avanzar una sociedad como la nuestra si el progreso y la humanización de unos pocos, es a costa del sacrificio de muchos que nacieron para ser borregos del matadero de la historia neoliberal?
En América Latina la mentalidad conservadora y anti-utópica defendida por la teología neoliberal ya es más o menos una creencia trasnochada que sólo existe en la cavernícola pluma del editorialista del Diario de Hoy. No obstante, es una opción política como lo muestra el candidato Romney en los EE.UU. Vemos así como el cielo y la tierra están más cerca cuando se hace política….
(*) Columnista de ContraPunto
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