Las “caletas” de las derechas salvadoreñas.
Moisés Gómez.
El Diccionario de la lengua española (DRAE) nos indica que
uno de los significados de la palabra “caleta” nos refiere a un “ladrón que
hurtaba por un agujero”. En la jerga colombiana caleta se asocia a un
“escondite” pero también a una persona adinerada o caleto. En Chile, caleta describe
a un “lugar” apartado o semiescondido en una ciudad, que es usado por
vagabundos o delincuentes como refugio para pasar la noche en compañía. En la jerga
de las cárceles y de los privados de libertad, caleta indica la idea de un
“escondite”, lugar para esconder objetos robados, sitio donde se esconden
personas o cosas.
Quiero agregar otro significado a la
palabra "caleta" para identificar partidos políticos que son verdaderos escondites
de fortunas y personas afortunadas. Arena es un partido-caleta en la medida que
muchos de sus militantes y dirigentes usaron ese vehículo para obtener, guardar
y ocultar riquezas personales ilícitas cuando estuvieron gobernando este país.
Desde un punto de vista histórico
podemos afirmar que la credibilidad y la honradez en la gestión de la cosa
pública por los funcionarios areneros hasta llegar al candidato a la alcaldía
capitalina Edwin Zamora al que un informe del BCR señala que entre 2005 y 2009
Duraflex, empresa propiedad de Zamora, y que fue parte de un consorcio que recibió un
poco más de 12 millones de dólares para crear por lo menos 500 empleos anuales
de los cuales solo se crearon 75 en promedio anual, todo lo anterior deja en
entredicho la transparencia en la gestión de fondos públicos del candidato que
Arena presenta como ejemplo de empresario.
En Arena la transparencia ha sido
su talón de Aquiles tanto que en las gestiones suyas hay un rosario de cuentas
ocultas, funcionarios y allegados corruptos; un somero repaso basta: el doctor Majano
en el ISSS, Carlos Perla en ANDA, el caso de corrupción del proyecto “Chambita
medidor” del CNR, innumerables casos de licitaciones amañadas en el Ministerio
de Obras Públicas (MOP); malversaciones en el Ministerio de Hacienda; tráfico
de influencias en el Ministerio de Economía; robo de abono donado por Japón
entre 1998 y 200; el caso CEL-ENEL; la cleptomanía cínica de Francisco Flores y
su caleta de no menos 10 millones de dólares que ha escondido entre sus
fantasmas destinatarios.

¿Por qué elegir y votar por unos partidos
corruptos? La mejor manera de fomentar la transparencia es evitando que los que
se enriquecieron con la cosa pública regresen al poder político, ya es
suficiente con el poder económico que tienen, y que es, en sí mismo, antidemocrático, por la manera en que
lo obtuvieron.
El proyecto de transformación
social salvadoreño es cuestión de gente comprometida con la justicia y con el Buen Vivir; ahora la derecha apela a los rostros bonitos, porque sus líderes
históricos no dan la cara y están huyendo o están presos; descalifica las
banderas porque la suya está sucia; llevan a las exmises en sus candidaturas
pero aquí no se trata de un concurso de belleza sino de empujar cambios
estructurales que devuelvan la dignidad humana a la salud, al medio ambiente y a la
economía del salvadoreño trabajador.
Contribución a la opinión publicada el 3 de marzo 2015 en ContraPunto, ver aquí: http://bit.ly/1GSkzCI
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