El fútbol como parte integral del desarrollo humano.



"(...) la verdadera verdad de las cosas
es que nosotros éramos gente de acción
a nuestros ojos el mundo se reducía
al tamaño de una pelota de fútbol
y patearla era nuestro delirio
nuestra razón de ser adolescentes"[1]




Estamos en pleno desarrollo de la mayor fiesta deportiva: la copa de fútbol Brasil 2014. Millones de personas aficionadas al deporte rey estarán pendientes del mismo. En los países pobres como los de Centroamérica una de las pocas opciones a las que las personas pueden acceder para entretenerse sanamente es el fútbol; cualquier comunidad tiene reservado un espacio polvoso o medio engramado que de pronto se convierte en escenario para divertirse detrás de cualquier pelota. Nadie toca esos espacios porque ya todos saben para lo que sirven, son como templos para los lugareños.

No es para menos si consideramos que el fútbol es una de las alternativas de sano entretenimiento equitativo para personas de todo origen, es común oír decir que en las canchas no hay unos más que otros, solo jugadores, habría que valorar este dicho, pero asumámoslo como válido.

Siendo tan importante el fútbol y en general el deporte para el desarrollo humano de cualquier sociedad, es lamentable que algo tan esencial al ser humano sea reducido a mera mercancía por el capitalismo deportivo manifiesto en la alianza televisión-deporte-espectáculo-empresa.

No siempre ha sido así. En la antigua Grecia la paideia o educación incluía un trabajo físico e interior conocido como gimnasia y esta no era menos importante que la música y las matemáticas para educar el intelecto[2]. Aunque los griegos le concedían mayor relevancia a la formación racional jamás descuidaron la formación del cuerpo; ambas contribuían a tener ciudadanos de mens sana in corpore sano, tal como rezaba el dicho romano.

Esta fórmula educativa era vital para la polis griega a tal punto que una vez que Atenas fue derrotada por Esparta, los líderes políticos atenienses pusieron sobre el tapete de discusión una especie de reforma educativa (otra paideia) que enfatizara más la disciplina del cuerpo como lo hacía la república vencedora de Esparta:

Se abría paso la convicción de que Esparta no era tanto una determinada constitución como un sistema educativo aplicado hasta sus últimas consecuencias. Su rigurosa disciplina era lo que le daba su fuerza[3].

Parece que Atenas no alteró su forma de educar a los ciudadanos y siguió apostándole a la educación física y espiritual de una forma bien equilibrada. La paideia griega podría darnos pistas para colocar la actividad física deportiva a su verdadero propósito que no es otro que construir Estados fuertes con la participación de una ciudadanía responsable. Por esta razón jamás pasó por la mente griega dejar la actividad física y su desarrollo a la iniciativa privada al margen del interés del Estado.

¿Qué hacía el Estado griego antiguo para apoyar la formación física de sus ciudadanos? Les guste o no les guste Grecia impuso la liturgia, que venía a ser una especie de contribución del ciudadano pudiente, a favor de obras públicas o bien servía para pagar salarios de funcionarios del servicio público. Jenofonte nos explica para qué servía este impuesto:

Además, veo que la ciudad te ha impuesto ya grandes contribuciones: el mantenimiento de un caballo, la coregía, la gimnasiarquía y la aceptación de presidencias: en caso de declararse una guerra, estoy seguro de que te impondrían los gastos de una trierarquía y unos gravámenes tan grandes que no podrías soportarlos fácilmente[4].

Más allá de construir espacios deportivos con los recursos privados, las liturgias constituían lo más parecido a una política fiscal. De esta manera la ciudad tenía la capacidad de contar con los recursos de los ciudadanos más ricos para sufragar cualquier gasto de interés público, como era el caso del pago del gimnasiarca o administrador del gimnasio. El fin de la política fiscal estaba en función de contar con los medios económicos para garantizar la salud del ciudadano. No se trataba de la construcción de gimnasios sin más, se buscaba un resultado de beneficio social: la salud de la ciudad. Recordemos que para los griegos la polis y el ciudadano constituían un solo cuerpo político.

¿Qué pasa hoy con el deporte y la política del Estado respecto de ello? El capitalismo deportivo mundial que agrupa las federaciones nacionales e internacionales de los deportes p.e. FIFA, COI; las industrias mediáticas p.e. ESPN, FOX SPORT; las empresas alimenticias p.e. Redbull, Gatorade; fabricantes como Adidas, Nike; la industria del Fitness entre otros grandes inversionistas y mercadólogos del negocio de la actividad física. Todos ellos han elaborado una ideología que postula que el desarrollo de la actividad física deportiva de la persona está por encima o al margen de las dinámicas políticas de los países y de los intereses sociales.
...el desarrollo de la actividad física deportiva de la persona está por encima o al margen de las dinámicas políticas de los países y de los intereses sociales.
Ahora bien, eso es una falacia y para desmontar esta falacia urge que el Estado re-politice la actividad física deportiva y su desarrollo en su función primaria humanizante antes que mera actividad económica. Es una pena que en Brasil, a Dilma Rousseff y al Estado brasileño la FIFA le retorció el brazo y el cuerpo como ha querido, en claro detrimento de las clases trabajadoras que no tuvieron más que asumir el reto de construir instalaciones bajo condiciones de explotación laboral “en nombre del deporte” en realidad, en nombre del capitalismo deportivo.

Hemos visto que desde la antigüedad, la actividad física deportiva formaba parte de la educación y el responsable en esa gestión era el Estado y no la empresa privada. Esta puede y debe contribuir con recursos, no por ello debe dictar la orientación y mucho menos manipular una acción humanizante para obtener lucro a toda costa.

Un ejemplo de la degeneración de la actividad física deportiva pasa con el Mundial Brasil 2014. Sabemos que para organizar el evento implicó obreros muertos por la ausencia de medidas de seguridad en el sitio de trabajo; construcción de instalaciones sin considerar el impacto ambiental; aplicación de medidas tipo higienismo social (limpieza de favelas…); disolución violenta por la policía de marchas organizadas por colectivos que se oponían al evento; detenciones de líderes sin debido proceso.

En todo este evento deportivo, así como en otros similares, la alianza tv-deporte-espectáculo-empresa del capitalismo deportivo es la única que gana.

Considero de vital importancia que el Estado salvadoreño, dentro del margen de maniobra que pueda, retome el desarrollo de las actividades físicas y deportivas y lo haga a través de políticas públicas encaminadas a recuperar el fin político y social del deporte. En este sentido sería pertinente evaluar si es políticamente correcto mantener la asignación de fondos públicos para entidades como la Federación Salvadoreña de Fútbol, hay que valorar no seguir asignando fondos a las distintas federaciones socias del Comité Olímpico Internacional ¿no será mejor apoyar con fondos públicos la actividad física comunitaria donde el capitalismo deportivo todavía no ha metido manos?


 Ver en Diario Digital ContraPunto http://bit.ly/1oy2YuO (16 junio2014)






[1] Parra N Hojas de parra. Consultado en línea: http://bit.ly/SGwe3l
[2] Platón: La República en Diálogos. Ed. Porrúa, México, 1975. Pág. 490
[3] Jaeger W. Paideia: los ideales de la cultura griega. FCE, México, 2001.Pág. 14 En línea http://bit.ly/1udpXIK
[4] Naquet, P & Austin, M Economía y sociedad en la antigua Grecia; Paidós Ibérica, 1986.

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