La pesadilla de la derecha salvadoreña.
Moisés Gómez (*)
SAN SALVADOR-En
lo que sigue asumo que, hoy por hoy, no hay derecha política y/o económica que
no sea neoliberal. Asumo que los distintos gobiernos en los países de la región
centroamericana que se autodenominan de “derecha” comparten un mismo ideario en
la política que se caracteriza por utilizar el aparato del Estado para sus
intereses privados; y en lo económico, para implementar un modelo privatizador
que les beneficia en tanto que inversionistas y principales socios del Estado
en el desarrollo económico desigual.
¿Por qué esta derecha quiere retener
siempre el poder, no solo del órgano ejecutivo, sino que también el del
legislativo y judicial? Porque nuestra derecha se ha configurado parasitariamente
desde el poder político, económico y legal a los que somete y debilita para
lograr su objetivo de vivir a expensas de los otros.
Un colega
profesor con un aire triunfalista, alardeaba en una reunión acerca de su
convencimiento que en nuestro país no había más que doscientos años de un
genuino liberalismo, y remachaba que aquí nunca ha existido el socialismo ni
otra cosa parecida.
Olvida mi colega
profesor que el liberalismo genuino no se contenta con la libertad de
conciencia, ni tampoco es suficiente la libertad de prensa o de opinión, los
grandes liberales sabían que, difícilmente, sin libertad económica ninguna
libertad es realizable.
Los grandes
liberales sabían que la competencia de mercado no estaba reñida y mucho menos
encima de la justicia social. Cosa que en nuestro país los liberales nunca
entendieron esto y cuando vieron en algunos compatriotas una mayor coherencia
con el ideario liberal los mataron a ellos y a sus seguidores tildándolos de
socialistas o comunistas.
En definitiva en
este país nunca ha habido liberalismo y por más que nuestros ilustres
historiadores nos quieran lavar el coco con sus científicas pruebas extraídas
de periódicos del siglo XIX; no obstante, por aquello de la sana duda, habría
que aclarar que desde los años ochentas del siglo XX no hay más de ese fantasma
del liberalismo del que hablaba mi colega profesor; de lo que tenemos
evidencia, en cambio, es que hay una derecha neo-liberal que no tiene otra
ideología más que sólo su voraz afán de enriquecimiento personal.
Por eso el
temor fundado de la derecha que en cada elección presidencial teme perder uno
de los bastiones fundamentales en su esquema parasitario de vida: el órgano
ejecutivo.
En un país como
el nuestro con un modelo presidencialista perder el ejecutivo para una fuerza
política como la de Arena y sus aliados es fatal, y, significa un evento donde
la supervivencia está amenazada; al no tener ideología solo queda una
estructura partidaria y política muerta, sin ideas ni nada para seguir viviendo
en una democracia.
Los que creen y piensan que hoy por hoy en El Salvador la
ideología no es importante se equivocan. ¿Por qué?
Porque es la
ideologización como la que hace la derecha arenera que nos hace creer que sus
intereses personales o gremiales son los intereses de toda la población
salvadoreña; esta ideologización es lo que hay que combatir, no con otra guerra
sino con otra ideología más potente y coherente con la realidad social.
Si nos
atenemos a los resultados electorales el Fmln y su ideología socialista darán
una estocada a la pseudo ideología liberal de la derecha. De hecho ya vemos
como sin haber sido derrotados en la segunda vuelta electoral, Arena esta
hundiéndose y su tripulación peleándose por saber quien tuvo la culpa del
hundimiento.
(*) Ver en ContraPunto de viernes 7 de marzo 2014 aquí: http://bit.ly/1oxCofG
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