El Nacionalismo no es opción política. (I)
Moisés Gómez
SAN
SALVADOR-Un día de estos me preguntaron qué cambios tenía que hacer el partido
Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) para que vuelva a recuperar el
gobierno. Respondí que no se trata de cambiar unos
actores por otros, tampoco se puede cambiar su ideología y su manera de
pensarse como partido.
El partido nació en una coyuntura determinada y parece
que esa coyuntura ya acabó y su función política ya no tiene sentido, no sólo
eso, hay consecuencias de su accionar que al afrontarlas hoy en día, le pasarán
la factura.
Para que este partido fuera viable
política y electoralmente tendría que operarse totalmente y dudo que resista la
magnitud de la intervención que implicaría entre otras cosas hacer lo siguiente:
Primero,
que la dirigencia o COENA (Consejo Ejecutivo Nacional) pida perdón públicamente
a la sociedad salvadoreña por la responsabilidad de su principal figura y
fundador, el mayor Roberto D’Aubuisson, relacionado con los escuadrones de la muerte
y sobre todo por su participación en el asesinato del obispo Romero. Alfredo Cristiani debe asumir públicamente su responsabilidad en la
masacre de los padres jesuitas de la Uca.
Segundo, dejar de rendirle
tributo a d’Abuisson cómo si fuera un héroe o un gran patriota y mejor
olvidarlo como cualquier error que tiene cualquier institución humana. Retirar
todas aquellas imágenes de sus locales y oficinas donde aparezca el nefasto
militar. Que se retire el monumento ubicado en el redondel de la calle El
Espino.

Cuarto, que
la dirigencia del COENA actual contrate los servicios de una auditoría privada,
de notoria capacidad profesional, que bajo la supervisión de las asociaciones
de la sociedad civil y con el objetivo de someter a revisión el patrimonio
privado de cada uno de los funcionarios de los cuatro períodos de gobierno (de
1989 a 2004) -sean estos elegidos por el pueblo, o funcionarios de segundo
grado, incluyendo presidentes de autónomas- para determinar la cuantía del
enriquecimiento ilícito que lograron en esas fechas.
Quinto, que después de la auditoría
la dirigencia del COENA interponga las denuncias en la Fiscalía para que
investigue y procese a los ex funcionarios que salgan mencionados como
corruptos y malversadores de los fondos del Estado y de la ayuda internacional.
Sexto, dado
que hay muchos miembros -jóvenes sobre todo- que realmente creyeron en el
discurso de los líderes actuales y que ahora descubren el engaño, renuncien a
tal membresía.
A
los miembros de hueso “duro”, aquellos que se jactan de haber cenado y dormido
con el Mayor innombrable (los “verdaderos” “nacionalistas” de corazón) todavía
si les queda algo de moralidad pueden hacer una acción muy digna: dado que el
partido no tiene legitimidad moral ni cívica para participar electoralmente, vayan
con la frente en alto en marcha hacia la sede del Tribunal Supremo Electoral y
desinscriban el partido.
Séptimo,
reconocer que desde hace más de treinta años ARENA ha sido y es el problema político y económico y no la
solución para este país.
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