Vida y muerte en el paraiso del consumismo...

El recién presentado informe del PNUD correspondiente al año 2010 sostiene que somos el tercer país más consumista del mundo. Ya me daba por satisfecho con el terrible honor –involuntario por supuesto-de pertenecer al país más violento de América Latina, sin embargo, faltaba que esta generación de salvadoreños rompiéramos otro record en nuestro existir.

Según informa la organización, el estudio arroja datos que indican que por cada cien dólares producidos en El Salvador —el país geográficamente más pequeño de América, con 6.1 millones de habitantes— se consumen US$102.4 Al dar a conocer el Informe sobre Desarrollo Humano El Salvador 2010 “De la pobreza y el consumismo al bienestar de la gente. Propuestas para un nuevo modelo de desarrollo”, el PNUD plantea que “la verdadera riqueza de una nación está en su gente”

El Salvador “invierte poco y ahorra aún menos: en el 2008 y el 2009, la inversión promedió el 14 por ciento del PIB (Producto Interno Bruto), y el ahorro, el 9.3 por ciento”, añade el documento, que expone que “en contraste, los países de alto crecimiento económico presentan tasas de ahorro e inversión del 25 por ciento o más con relación al PIB”. Según el informe, “hay que empezar a romper con el ciclo vicioso del consumismo para ir al ciclo virtuoso de mejorar la productividad”

Mi reflexión se centrará no tanto en los datos económicos sino en buscar explicaciones más allá de la economía de corte neoliberal, esto, porque, desde la economía neoliberal no se puede comprender este fenómeno ¿Quién puede gastar más de lo que gana? ¿De dónde sale ese dinero? La respuesta tradicional de la economía es que proviene de las remesas: El Salvador cerró 2010 con un total de 3,539.4 millones de dólares en concepto de remesas familiares, registrando un crecimiento del 2.2%, datos del Banco Central de Reserva (BCR). ¿Y los narco dólares donde se gastan? ¿Y los dólares producto del lavado o provenientes de actividades criminales? Con cuanto contribuyen al PIB los dólares mal habidos, sabemos que los costos de la violencia impactan negativamente el PIB en un 11%. ¿Cuándo vamos a saber cuánto aporta al PIB las actividades ilícitas que generan transacciones monetarias? Bueno esta es una limitante del PIB: registra como positivo algunos ilícitos o mejor dicho actividades delictivas.

Tengo la impresión que el consumismo hace que aumente el PIB, entonces, podría pensar que es bueno que nuestro país siga la lógica consumista ya que cada compra impacta o aparece en la matriz de insumo-producto de las estadísticas nacionales, pero, me queda la duda de si es bueno todo lo que hace crecer y me pregunto ¿cuánta gente de empresa en nuestro país –una campaña mediática de ANEP nos hace ver que TODOS somos empresarios- quisiera cambiar la conducta típica del consumidor sí se nos dice que todos somos empresarios?

De acuerdo a la lógica del informe del PNUD la cuestión mejoraría si en vez de fomentar el circulo vicioso del consumo fomentamos el ciclo de la productividad pero eso siempre nos llevaría a vender lo que producimos y por ende consumir ¿entonces, parece que desde la economía neoliberal siempre llegaremos al dilema sin salida de tener que comprar porque hay productos así sin más: se trata del esquema de producción fordista cuya exagerada fe en el progreso al infinito no se limita al campo de la producción de bienes.

Como se sabe, Ford tuvo la "visión" de un nuevo modelo de sociedad: la sociedad caracterizada por la producción en masa y el consumo en masa. Su visión era sencilla: si sus obreros ganan el doble de la media normal entonces, también podrán con¬sumir el doble. Y Ford cree que ese modelo deberá difundirse en todo el mundo empresarial. El sistema se autoalimentará hacia el crecimiento en una espiral indefinida. Es curioso que ahora que nos damos cuenta de que somos uno de los países más consumistas del mundo salga la campaña de ANEP defendiendo los valores de ser “empresario”.

El problema de esta concepción es que olvida -y se lo recuerda Franz Hinkelammert- que se trata de una lógica instrumental, abstracta, que deja por fuera del análisis las condiciones reales de la reproducción de la vida real y los efectos indirectos de la acción humana orientada por el cálculo de utilidad (sobre el ser humano y sobre el medio ambiente) por lo cual es insostenible e inviable para la reproducción de la vida humana.

Más que hacer consumidores informados, más que producir y más que ser empresarios se trata de garantizar la vida humana y las condiciones de su reproducción.

Para lograr esto debemos pensar seriamente que la pretensión de transformar el mercado en la única relación social institucionalizada es contraproducente y va contra su razón de ser que es el ser humano, esa pretensión es lo que Hinkelammert llama fundamentalismo del mercado y este fundamentalismo es la raíz del problema de nuestro consumismo y de otros muchos males sociales.

En definitiva nuestra opción no es ser o no ser consumidores o como plantea el PNUD ser o no ser productivos o como sostiene la ANEP ser o no ser empresario. La cuestión es la opción por la vida o por la muerte: seguir el esquema ciego del fundamentalismo del mercado es escoger la muerte.

Debemos pensar en una economía que reconozca el circuito natural de la vida, se trata de una vida humana real, concreta de un sujeto de necesidades sociales, culturales y espirituales que va mucho más allá de la vida imaginada creada por los grandes corporaciones en alianza con los medios de comunicación donde invierten millonarias cantidades de dólares obtenidas por el circuito antinatural producción-venta-consumo cuyo crecimiento o decrecimientos dentro de un país se refleja en el PIB de la economía para la muerte.

Comentarios

Entradas populares de este blog

No-persona y Estado de Excepción.

El Nacionalismo no es opción política. (I)

Ideas para la seguridad en buses interdepartamentales. (1)