Del mito de la violencia a la violencia mítica. Una aproximación teórica a los presupuestos de la violencia en El Salvador.

Jamás hemos predicado violencia.
Solamente la violencia del amor,
la que dejó a Cristo clavado en una cruz,
la que se hace cada uno para vencer sus egoísmos
y para que no haya desigualdades
tan crueles entre nosotros.
Esa violencia no es la de la espada,
la del odio.
Es la violencia del amor,
la de la fraternidad,
la que quiere convertir las armas
en hoces para el trabajo.
Mons. Oscar Arnulfo Romero, 27 de noviembre de 1977


Moisés Gómez

Introducción.
Me propongo hacer una breve pero no por ello menos rigurosa aproximación a la cultura de la violencia en El Salvador, trataré de investigar aquellos presupuestos teóricos o argumentos que subyacen en algunos planteamientos referentes al tema de la violencia, sus causas, efectos, en las soluciones que se se proponen para combatirla. Algunos aportes que voy a estudiar son los documentos generados por el PNUD, el Plan quinquenal del gobierno de Mauricio Funes, y algunos análisis que hace el IUDOP de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas de El Salvador. Con ello pretendo conocer y analizar como abordan el problema de la cultura de la violencia los organismos de gobierno mundial (PNUD), cómo ve el problema y las soluciones políticas del gobierno salvadoreño en su Plan Quinquenal 2010-2014 y contrastarlo con el sentir y pensar de la sociedad civil representada por el Iudop.

Al final haré un acercamiento a algunos planteamientos que se hacen de la violencia en la tradición filosófica y sociológica contemporánea de corte europeo en paralelo con algunos aportes de la tradición de pensamiento latinoamericano que se ha preocupado por discernir el tema de la violencia en la configuración de la sociedad. La idea de rescatar estos enfoques es que nos den luz y ayuden a iluminar nuestro accionar en el tratamiento del fenómeno de la violencia. En definitiva el estudio de la violencia y su problemática social no se puede simplificar o reducir a meros parches inmunizadores de su eficacia o lo que es lo mismo negar su efectividad cuando no su existencia misma. En este breve ensayo el autor mantiene la idea que toda violencia visible, es decir, directa, tiene a la base una violencia cultural y una violencia estructural y que cualquier medida contra la violencia está destinada al fracaso si no se la considera desde esa triple visión .

1. La violencia considerada desde la óptica del PNUD El Salvador

En el informe ¿Cuánto cuesta la violencia en El Salvador? del 2005 el PNUD asevera que:
“En relación con la seguridad ciudadana, se ha dicho que en una sociedad donde existen una alta cohesión social y sentimientos de cooperación es posible inhibir comportamientos delictivos y violentos a partir de expresiones de solidaridad y trabajo colectivo. Los hallazgos de investigaciones recientes sobre el desarrollo de sociedades más prósperas, donde la violencia está lejos de la magnitud y naturaleza de la que se registra en El Salvador, muestran que ese mayor desarrollo se relaciona directamente con el capital social. De lo cual se puede inferir que a mayor desarrollo, mayor capital social y, por lo tanto, menor violencia e inseguridad ciudadana” (pág.16).

En esta concepción o enfoque sobre la violencia juega un papel relevante y fundamental la idea de capital social y esencialmente se puede decir que un Estado goza de un capital social cuando la ciudadanía se identifica con las instituciones estatales, las respeta y se siente corresponsable con ellas, cuando hay una convivencia social, cuando hay valores como la solidaridad y la confianza entre las personas y confianza en la acción de las instituciones que garantizan a cada uno aquellos valores sobre los que descansa la ciudadanía en el estado moderno: libertad, igualdad y fraternidad. El capital social aumenta cuando el Estado funciona y que funciona quiere decir que todo ciudadano puede disfrutar los derechos civiles, políticos y sociales.

Entonces lo que provoca o incide en la aparición de la violencia es justamente la ausencia o el poco capital social que nuestra sociedad y el Estado puede construir, en definitiva ausencia de una autentica ciudadanía. Desde la óptica del PNUD en este informe, el poco capital social que El Salvador puede producir amenaza el mismo desarrollo humano ya que la seguridad ciudadana es un componente intrínseco del desarrollo humano y de aquí se deriva que: “las políticas de desarrollo pueden fracasar a consecuencia de la inseguridad y la violencia” (pág.16) Lo que este informe destaca es que la razón por la cual las políticas de desarrollo gubernamental pueden fracasar se debe a que la violencia tiene incidencias en todos los aspectos de la vida social, especialmente en salud pública, educación, en la economía, en sistema político, en el judicial, en las libertades, en el capital social, en la cultura y finalmente en el capital humano (ver pp. 16-18).

Este mismo estudio nos revela que el costo de la violencia alcanza en el año 2003, la increíble suma de US$ 1,717 equivalente al 11.5% del PIB, más escandaloso aún es que el mismo informe cita que ya antes en 1995 el IUDOP realizó un medición similar y en aquel entonces reportó que la cifra alcanzaba el 13.4% del PIB de 1995, al parecer este informe del IUDOP adolecía de ciertos errores y al recalcular esta cifra se determina que lo correcto era el 8.2% del PIB pero igualmente esto no obsta para afirmar que ya era oneroso el gasto social derivado de la violencia (cf. págs. 58-59).
Ante toda esta problemática el PNUD propone
“una política pública democrática que debe tener en cuenta la participación ciudadana, la focalización de sus acciones, y el fomento de políticas locales de seguridad, entre otros factores, y que debe incorporar de forma innovadora el enfoque de género de forma transversal, haciendo especial incidencia en la violencia de género, y en particular en la violencia intrafamiliar” (pág. 61).
Es decir que el PNUD denuncia en el 2005 que no hay una política de seguridad a pesar que el país gasta dos veces más en violencia que lo que gasta en salud y educación. Estamos ante una epidemia mortal y no hay medidas de prevención, de represión y/o rehabilitación para los afectados.
Este vacío estatal amenaza directamente la construcción de lo que llamamos el capital social y por ende pone en jaque la existencia misma del estado de derecho, en términos de la política moderna un país sin estado de derecho no es Estado propiamente hablando. De hecho en las conclusiones de este informe se llega a afirmar que se debe anteponer la seguridad ciudadana antes que educación o al desempleo debido a la amenaza de fracaso de las políticas de desarrollo a causa de la violencia e inseguridad (Cf. pág. 75).

2. La perspectiva de la violencia desde el gobierno salvadoreño

La Constitución de la republica en su Art. 1 reza así:
“- El Salvador reconoce a la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado, que está organizado para la consecución de la justicia, de la seguridad jurídica y del bien común.
Asimismo reconoce como persona humana a todo ser humano desde el instante de la concepción.
En consecuencia, es obligación del Estado asegurar a los habitantes de la República, el goce de la libertad, la salud, la cultura, el bienestar económico y la justicia social.”
La cuestión es que esta tarea ha sido y es un reto permanente el poder cumplirlo, las vicisitudes por las que pasan los funcionarios gubernamentales para llevar adelante tal compromiso cada vez son más difíciles de sortear. Desde su independencia hasta el día de hoy los obstáculos para cumplir este artículo constitucional dejan una huella cada vez más inaceptable en la sociedad. Cuando en las recién pasadas elecciones de Marzo de 2009 el FMLN de la mano con Mauricio Funes ganó la presidencia de la nación, la esperanza por un cambio real sembró muchas expectativas, especialmente, después de veinte años de gobierno neoliberal de la derecha política y económica que impulsó un modelo social de desarrollo basado en implantar una economía abierta de mercado y con poca o nula inversión en la gente, en su población. Un año después el gobierno presenta su plan quinquenal donde plantea su política nacional de desarrollo integral e inclusiva. De todo ese plan aquí nos centramos en la parte de la seguridad humana que implica el combate a la violencia social y su erradicación.

Plan quinquenal de desarrollo 2010-2014. Gobierno de Mauricio Funes
Primeramente decir que el plan consta de cinco partes: 1-Punto de partida; 2- Apuestas estratégicas; 3-Estrategias para alcanzar metas; 4-Seguimiento y evaluación y 5- Anexos. Se desarrolla a lo largo de 239 parágrafos, cada vez que citamos el plan únicamente colocaremos el respectivo numero correlativo de parágrafo.

La violencia social que vive el país el gobierno actual la atribuye al fracaso del modelo económico y social:
“El fracaso del actual modelo económico y social en la generación de crecimiento económico sostenido y de equidad social y de género ha tenido graves consecuencias, ya que, por una parte, ha imposibilitado avanzar con paso firme hacia el desarrollo integral de todos los habitantes del país y, por otra, ha puesto en peligro la gobernabilidad democrática al imposibilitar que se propicien oportunidades de vida digna para los jóvenes, quienes ante la falta de empleo decente y de oportunidades de desarrollo personal se ven expuestos a sucumbir frente al fenómeno de la violencia disruptiva, que se expresa a través de la actividad de las pandillas juveniles y de las maras (e incluso de las redes del crimen organizado), o bien deciden emigrar hacia el exterior en busca de mejores opciones de vida.” (parágrafo 13)

Más adelante nos indica la gravedad del fracaso del esquema neoliberal de los gobiernos anteriores y advierte que:
“En realidad el país se encuentra actualmente atrapado en un peligroso círculo vicioso: el bajo crecimiento económico y la falta de mecanismos redistributivos efectivos impiden avanzar en la solución de los problemas coyunturales y estructurales. Esto a su vez alimenta la conflictividad social, erosiona la credibilidad de las instituciones democráticas, favorece el aumento de la violencia y por tanto no contribuye a la cohesión social.”( parágrafo 16)

El gobierno para frenar la violencia generada por el fracaso de las políticas sociales y económicas de las gestiones anteriores nos propone:
“La política nacional de justicia, seguridad pública y convivencia está compuesta por cinco ejes: a) control y represión del delito; b) prevención social de la violencia y del delito; c) ejecución de penas y medidas: sanción, rehabilitación y reinserción social; d) atención a víctimas y e) reforma institucional y legal”.( parágrafo 194)
Al final de cuentas lo que busca la política de seguridad es:
“convertir a El Salvador en un país permanentemente seguro, en el que se respete el estado constitucional de derecho y en el que la vida familiar se desenvuelva despojada del miedo; un país donde exista un clima que favorezca la inversión y las oportunidades de mejora individual y colectiva” (parágrafo 195)
La pregunta que surge ¿Cuántos recursos económicos destinará el gobierno para lograr este objetivo? El siguiente gráfico nos ilustra la importancia del tema en cuanto a asignación de recursos:

Fuente: Plan quinquenal 2010-2014

En el mismo plan se revela que de los 336 millones de dólares para el área de seguridad ciudadana únicamente se tiene ochenta y seis millones de dólares ya seguros, es decir que hay que buscar vía recaudación fiscal, préstamos y donaciones los restantes dos cientos cincuenta millones de dólares. En pocas palabras se puede afirmar que para todo el Plan hace falta conseguir el 52% del financiamiento (ver parágrafo 233). Me parece poco serio de parte del gobierno decir que tiene real interés en abordar el tema de la seguridad ciudadana si no tiene fondos para impulsar tales medidas, tiene la intención, veremos de aquí a cuatro años. Sin embargo, hay que decir que el diagnóstico del problema de la violencia está acertado:
“El presidente Mauricio Funes y su gobierno están conscientes de que la disminución sostenida de la desigualdad, la exclusión y la pobreza solo podrá lograrse mediante la reactivación de la economía” (parágrafo 232)
Es posible lograr una disminución en la violencia social reactivando y reconfigurando la economía actual hacia otra economía más incluyente o cooperativa.

El problema del financiamiento es de vital importancia para lograr efectividad para toda política gubernamental y muestra la debilidad del Estado y la continuidad de la realidad de injusticia; la ya extinta revista Proceso de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas analizando los primeros tres años de gobierno de Tony Saca en el área de seguridad y combate a la violencia decía que:
“En el caso de la colaboración a los sectores más pobres, las políticas sociales han sido diseñadas no para promover el desarrollo humano digno, sino para minimizar —y de paso obtener réditos electorales— los efectos de la desigualdad creciente en el país. De ahí que esta política esté focalizada en aquellos sectores con las condiciones de vida más desfavorables. Pese a ello, este incentivo para la mejora de la calidad de vida de la población no ataca el problema de raíz, pues mientras el Estado carezca de la capacidad financiera para impulsar medidas sociales integrales, la desigualdad continuará.”
En el gobierno de izquierda actual vemos el mismo problema de financiamiento para implementar las políticas sociales aunque muy bien planteadas, es decir van a la raíz del problema, pero una vez más se enfrentan al reto del financiamiento.
Si estas políticas gubernamentales no tienen la contraparte financiera habrá un continuismo demagógico político en cuanto a erradicar la fuente de la violencia. Desde este punto de vista el cambio tendrá que seguir esperando mientras tanto las víctimas aumentarán.

3. La visión de la sociedad civil: el Iudop y la percepción de la violencia en los salvadoreños.
En este análisis nos basamos en dos estudios de percepción de la violencia en los salvadoreños y que justamente fueron elaborados uno al cumplir el gobierno de izquierda los primeros días al frente del Ejecutivo y el siguiente realizado al cumplir el primer año de gobierno. Respetando las valoraciones que hacen los expertos del IUDOP sobre los hallazgos que arrojan las encuestas únicamente nos limitamos a extraer textualmente sus afirmaciones:
Boletín de prensa año XXIV n° 5 “La victimización y la percepción de inseguridad en El Salvador en 2009”
En este informe se nos comparte los hallazgos de la encuesta realizada entre el 21 de julio y el 6 de agosto de 2009; en cuanto a la percepción de la violencia que tiene la población se nos dice que:
“la encuesta indagó sobre la sensación subjetiva de inseguridad que predomina en la población salvadoreña. Una manera de medir este aspecto fue preguntando a la gente qué tan segura o insegura se siente frente a la posibilidad de ser víctima de un asalto o robo en el lugar donde vive. Al respecto, el 26.6 por ciento dijo sentirse muy inseguro; el 28.8 por ciento algo inseguro, mientras que el 27.8 por ciento declaró sentirse algo seguro. Sólo el 16.8 por ciento dijo sentirse muy seguro. Estos datos evidencian que más de la mitad de la población vive con temor a la delincuencia. Al contrastar estos datos con los del estudio de 2004, se advierte un aumento del sentimiento de inseguridad entre la población. La proporción de personas que declaran sentirse inseguras ha pasado del 38.3 por ciento en 2004, al 55.4 por ciento en 2009.
La pérdida de los espacios públicos:
“La encuesta del IUDOP preguntó también sobre el sentimiento de inseguridad en diversos lugares donde transcurre la cotidianidad de la gente. Al respecto, a excepción del propio hogar, el resto de lugares por los que se consultó son considerados inseguros por más de la mitad de la gente. Los sitios donde la gente declaró sentirse más insegura son el bus (90 por ciento), el mercado (80.5 por ciento), las plazas públicas y parques (78 por ciento) y el centro de la ciudad donde vive (67.1 por ciento). En otras palabras, los lugares donde la gente experimenta mayor desprotección frente a la delincuencia son los espacios públicos; sin embargo uno de cada tres personas dijo sentirse insegura en su propia casa.” (págs. 3-4)
Como afecta nuestro accionar:
“la encuesta muestra que la sensación de inseguridad está provocando cambios en los hábitos y patrones de comportamiento de la población. Los resultados revelan que cerca de dos terceras partes de la gente (63.1 por ciento), han evitado la visita de ciertos lugares de recreación por temor a ser víctima de la delincuencia; la mitad de la gente (53.2 por ciento) ha reducido los lugares donde va de compras; un poco más de la quinta parte (22.5 por ciento) ha cerrado su negocio a causa de la delincuencia; una quinta parte (19.6 por ciento) ha sentido la necesidad de irse del barrio donde vive, mientras que un porcentaje similar (17.3 por ciento) se ha organizado con los vecinos. A su vez, un 16.9 por ciento de la población dijo que ha pensado irse del país por temor a la delincuencia, mientras que el 10.9 por ciento cambió su número telefónico debido a amenazas”( Pág. 3)
Acerca de la confianza en las instituciones responsables de la seguridad:
“Los niveles de victimización, el deterioro de la imagen policial y la erosión de la confianza ciudadana en las entidades responsables de garantizar la seguridad pública y aplicar la justicia constituyen factores que está impactando en los niveles de seguridad de la gente. El sentimiento de desprotección ciudadana ante la falta de tutela del Estado de derechos fundamentales como la seguridad y aún más, la percepción de un importante segmento ciudadano de que los que deben proteger están vinculados con el crimen, constituye el principal aliado del crimen y la impunidad.” (pág. 6)

Boletín de prensa año XXV n° 1 encuesta de evaluación primer año de gobierno de M. Funes.
Este informe principalmente analiza la gestión del gobierno a un año de haber arribado al poder ejecutivo, en términos generales según este informe el presidente Funes es evaluado favorablemente en su desempeño por la población consultada quien lo califica con un 6.78%. Nuestro interés es analizar la cuestión de la percepción de la violencia bajo la categoría de delincuencia:
“El combate a la delincuencia es el área de la evaluación gubernamental que obtiene las valoraciones más críticas. Más del 60 por ciento de la gente considera que la delincuencia ha aumentado con el actual gobierno; una quinta parte de la población opina que sigue igual (20.3 por ciento), mientras que el 16.4 por ciento asegura que ha disminuido. En perspectiva comparada, estos datos revelan un incremento de las opiniones desfavorables respecto a lo reportado en la encuesta de evaluación de los cien días de gobierno. A su vez, un porcentaje similar (59.3 por ciento) identifica a la delincuencia como el principal problema del país, opiniones que han experimentado un importante aumento respecto a sondeos anteriores, lo que muestra la creciente preocupación ciudadana por esta temática. Asimismo, la encuesta reporta que el 24.6 por ciento de la población ha sido víctima directa de un hecho delincuencial en los 12 meses previos al sondeo, con lo que se ha alcanzado el porcentaje de victimización general más elevado de la década” (págs. 3-4)

Llama la atención en esta encuesta que también la economía ha empeorado según la percepción de la gente. Según la opinión de la gente (60.8%) el Plan Anti-Crisis no ha sido suficiente para paliar la pobreza generada por la crisis económica. En el resumen de éste informe contundentemente se afirma que:
“la delincuencia, seguida de los problemas económicos, asociados particularmente al alto costo de la vida y el desempleo, son señaladas como las principales deudas del actual gobierno” (pág. 7)
Hasta aquí los datos extraídos de los dos informes.
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En términos generales la visión del problema de la violencia desde los estudios del IUDOP coinciden con la visión que tiene el PNUD ya que ambos consideran que hay que analizarlo desde la perspectiva o desde el concepto de construcción de capital social:
“Por capital social se entienden “los aspectos de organización social como la confianza, las normas y las redes que pueden mejorar la eficiencia de una sociedad al facilitar las acciones coordinadas”
También desde la óptica del IUDOP el problema de la violencia es sumamente complejo y más que una causa es multicausal:
“La violencia, sobre todo cuando es epidémica, como en el caso de la región centroamericana, no es producto de unos cuantos casos de desviación social o de individuos con patologías psiquiátricas; en realidad es el producto de una combinación de factores sociales que favorecen que la violencia se establezca y se reproduzca en diversos sectores de la sociedad. Esos aspectos tienen por lo general factura social y la prevención de la violencia entraña por tanto la modificación de esos aspectos que sostienen las dinámicas de violencia y la percepción de seguridad”

4. Los estudios culturales y el tema de la violencia
A-Para Hannah Arendt (1906-1975) la violencia es un fenómeno pre-político, sin embargo constata una coincidencia entre pensadores de izquierda y derecha al considerar la intrínseca relación entre violencia y política:
“Si comenzamos una discusión sobre el fenómeno del poder, descubrimos pronto que existe un acuerdo entre todos los teóricos políticos, de la Izquierda a la Derecha, según el cual la violencia no es sino la más flagrante manifestación de poder”
Para esta autora la violencia surge ahí donde no hay poder, donde la capacidad de concertación, diálogo o entendimiento mutuo no permite llegar a consensos mínimos por poder ella entiende:
“la capacidad humana, no simplemente para actuar, sino para actuar concertadamente. El poder nunca es propiedad de un individuo; pertenece a un grupo y sigue existiendo mientras que el grupo se mantenga unido” .
Entonces ahí donde no hay esa capacidad humana, esa capacidad política es cuando: “el dominio por la pura violencia entra en juego allí donde se está perdiendo el poder”
Obviamente Arendt no comparte la coincidencia antes mencionada entre violencia y poder, el concepto de poder en esta autora está muy ligado al concepto de acción que a su vez estaría muy ligado a la política como la acción humana por excelencia. Extrapolando la idea de poder para nuestro servicio diremos que también estaría en la línea de la idea de capital social que hemos analizado más arriba en nuestro estudio. Tanto la idea de poder como acción humana y la de capital social tienen la función de ser previsores e interruptores de comportamientos o conductas no deseadas:
“Es función, sin embargo, de toda acción, a diferencia del simple comportamiento, interrumpir lo que de otra manera se hubiera producido automáticamente y, por eso, previsiblemente.”
Analizando la historia de dominio de Europa sobre las colonias y estudiando el accionar del pueblo y de los gobiernos de corte socialista de Europa del Este ante los brotes de violencia Arendt concluye que desde un punto de vista estrictamente político:
“la pérdida del poder se convierte en una tentación de sustituirlo por la violencia y que en tales casos la violencia misma resulta impotente”
Una de las causas por las que, según esta autora, da pie al aparecimiento de la violencia es que se ha perdido el respeto hacia los investidos por la autoridad, cuando ella define el concepto de autoridad nos dice que:
“su característica es el indiscutible reconocimiento por aquellos a quienes se les pide obedecer; no precisa ni de la coacción ni de la persuasión.” .

Entonces para que funcione la autoridad Arendt exige respeto a las personas o las instituciones que la ostentan ya que autoridad no implica coacción alguna ni tampoco persuasión. En el caso de nuestras sociedades esto es de vital importancia ya que emerge la autoridad como:
“el poder institucionalizado en comunidades organizadas aparece a menudo bajo la apariencia de autoridad, exigiendo un reconocimiento instantáneo e indiscutible; ninguna sociedad podría funcionar sin él.”
En este caso dice ella el poder se convierte en gobierno esto es el “poder organizado e institucionalizado” (cf. pág. 71) nos dice además que el poder en tanto que gobierno más que justificación lo que necesita para ser efectivo es legitimidad y este punto es clave en nuestro ensayo, si antes dijimos el punto del respeto a la autoridad ahora hay que agregar, además de respeto, la legitimidad. Ambas aluden a un consenso inicial a partir del cual se buscan ideales comunes y deseados por todos y para los cuales la comunidad política determina los medios necesarios para tales fines. Aquí entra el problema cuando un grupo busca sus propios fines al margen de los ideales de la comunidad utilizando para ello el poder organizado o gobierno.

Uno de los problemas muy relacionados con la violencia que resalta Arendt y que nos interesa destacar porque nuestros países son actualmente víctimas de la injusticia económica es que:
“el poder no puede ser medido en términos de riqueza, que una abundancia de riqueza puede erosionar al poder, que las riquezas son particularmente peligrosas para el poder y el bienestar de las Repúblicas”
Entonces si construimos un país, un gobierno donde la participación y las decisiones se toman desde la situación de los mejor posicionados económicamente, difícilmente habrá paz social, ahí se estará minando como sostiene Arendt “el bienestar de la Republica”.

Nos surge la pregunta de sí ¿no será esto un motivo para perder el respeto por la autoridad envestida? ¿no será esto razón suficiente para deslegitimar cualquier gobierno? Claro que sí y más aún Arendt nos afirma que es frecuente asociar la violencia con la ira y nos dice el por qué:
“Es un lugar común el señalar que la violencia brota a menudo de la rabia (…) La rabia sólo brota allí donde existen razones para sospechar que podrían modificarse esas condiciones y no se modifican. Sólo reaccionamos con rabia cuando es ofendido nuestro sentido de la justicia” .
Nuestro bien recordado Ellacuría siempre que podía lo afirmaba ante los foros que se presentaba: la violencia visible en nuestro país responde a una violencia cultural y estructural que son invisibles pero muy eficaces. Se refería sin duda a la injusticia económica y a la cultura de evadir las responsabilidades sociales de los grupos más favorecidos por la distribución de la riqueza nacional.

Una de las grandes afirmaciones de Arendt es que la violencia siempre necesita herramientas (cf. pág 10) y esto no hace más que asignar más importancia a la acción política que sería la responsable de impedir que esas herramientas lleguen a la violencia para que no se active; dentro de todo esto me llama la atención que Arendt considera que no se puede hablar de un ser humano no-violento, para ella todo ser humano lleva consigo la violencia como dimensión constitutiva:
“Es sin duda posible crear condiciones bajo las cuales los hombres sean deshumanizados -tales como los campos de concentración, la tortura y el hambre- pero esto no significa que esos hombres se tornen animales; y bajo tales condiciones, el más claro signo de deshumanización no es la rabia ni la violencia sino la evidente ausencia de ambas” .

Según la pensadora alemana a pesar que admite que la violencia triunfa donde hay ausencia de poder ello no obsta para que tenga sentido su expresión social, en tanto y en cuanto, hay razones que llevan al ser humano a la violencia como denuncia de una realidad deshumanizadora. Desde este punto de vista no es que se justifique la violencia pero existe la posibilidad de su manifestación de forma “natural” de parte del que sufre los embates producidos por nuestra forma de organización de la sociedad que a su vez son producto de nuestras acciones humanas pero no acciones humanas políticas -consensuadas, dialogadas- sino acciones donde el poder es impuesto y el cual debe ser obedecido sin más, Arendt estima que este tipo de acción está basada más bien en lo que ella denomina poderío el cual consiste en una propiedad inherente a una persona, a una entidad individual y es algo independiente de todo lo demás (cf. pág. 61) de aquí se entiende cuando se dice que alguien impone su poderío.

La experiencia de sufrimiento más alta, dolorosa y deshumanizante producto del poderío que Arendt tiene ante su vista inmediata, en tanto que europea, es la realidad del holocausto judío, sin embargo, de haber experienciado la pobreza y la tremenda desigualdad social (vivir sin servicios básicos como agua, techo digno; sobrevivir con uno o dos dólares diarios etc., etc.) de los países del tercer mundo no dudaría ella en aceptarlos también, como condiciones extremas de deshumanización, producidas por el poderío ejercido por un grupo minoritario de élite económica, en esas condiciones, reaccionar con rabia y violencia, sería algo de los más “normal” en tanto que son seres humanos -diría Arendt-.

Otra vez aplicando estas valoraciones a partir de la interpretación que hemos hecho del estudio sobre la violencia que realizó Arendt podemos sostener que si aparejamos poder, política y autoridad los podríamos resumir en una sola idea: construcción de capital social, al parecer confluyen para llegar al mismo resultado: convivencia, armonía, en fin bien -estar social lo cual reduce, disminuye las posibilidades de éxito de la violencia y de sus nefastas consecuencias sociales.

B-Avancemos y profundicemos algo más en nuestra reflexión sobre el tema de la violencia. Bauman y la producción de vidas desperdiciadas

Según Bauman (1925-) la modernidad trae consigo una faceta violenta, excluyente, depredadora de la vida humana. En el texto estudiado analiza el origen del proceso de generación de vidas desperdiciadas en la modernidad y en primer lugar nos dice que son producto del diseño, las víctimas surgen a partir del orden o diseño; en segundo lugar nos afirma que hay victimas producto del progreso económico.

Con la idea de diseño Bauman se refiere a la gestión y administración del espacio geográfico y social y la manera en que se configura para beneficio de unos pocos que se convierten en amos y señores, en arquitectos de la ciudad burguesa, la cual se ordena según sus necesidades. La exclusión social opera aquí a través de la idea de ordenamiento del espacio público.

Más todavía, la modernidad se distingue por perseguir una nueva estructura económica denominada capitalismo y este tiene su propia ley (el libre mercado, oferta y demanda, libre competencia, etc.). Se trata de un avance en la imposición de las condiciones materiales desde un centro hacia la periferia y en ese avance, en ese progreso van quedando personas excluidas, que se convierten en excedentes o residuos no ya por el orden y el diseño de la ciudad, tampoco por la ley, ni por el estado de derecho sino por la economía y su ley del libre mercado.

Desde la tradición literaria latinoamericana, una descripción de la operativización de todas esas dinámicas donde el urbanismo y las diferentes manifestaciones literarias se funden en los distintos modelos culturales que se gestan de la mano del letrado. Ello es lo que muestra Ángel Rama en su texto La ciudad letrada. Aquí Rama analiza el desarrollo del espacio y su implicación social, política, económica y obviamente determinante cultural. Y de entrada nos dice:
“difícil imaginar mas enrarecida situación, en que un vasto conjunto urbano se ordena como un expansivo racimo a partir de un punto extracontinental que reúne todo el poder, aunque aparentemente lo ejerza por delegación al servicio de otro poder. Aunque nuestro asunto es la cultura urbana en América Latina, en la medida que ella se asienta sobre bases materiales no podemos dejar de consignar esta oscura trama económica que establece poderosas dependencias sucesivas.”
Y le preguntamos a Rama cuál es esa trama y nos dice:
“desde la remodelación de Tenochtitlan, luego de su destrucción por Hernán Cortés en 1521, hasta la inauguración en 1960 del más fabuloso sueño de urbe de que han sido capaces los americanos, la Brasilia de Lucio Costa y Oscar Niemeyer, la ciudad latinoamericana ha venido siendo básicamente un parto de la inteligencia, pues quedó inscripta en un ciclo de la cultura universal en que la ciudad pasó a ser el sueño de un orden y encontró en las tierras del Nuevo Continente, el único sitio propicio para encarnar”
Se trata de la trama del orden. El orden necesario para diseñar una nueva configuración social, la posibilidad real era que:
“(se) dispuso de una oportunidad única en las tierras vírgenes de un enorme continente, cuyos valores propios fueron ignorados con antropológica ceguera, aplicando el principio de tabula rasa. Tal comportamiento permitía negar ingentes culturas (…), y comenzar ex nihilo el edificio de lo que se pensó era mera transposición del pasado, cuando en verdad fue la realización del sueño que comenzaba a soñar una nueva época del mundo. América fue la primera realización material de ese sueño y, su puesto central en la edificación de la era capitalista”

En las citas anteriores vemos plasmados con una claridad tan convincente los dos procesos que generan violencia cultural y económica: diseño y orden del espacio e imposición de un nuevo esquema de intercambio comercial. Bauman lo dice en 2005 mientras que Rama lo denuncia veinticinco años antes, en Octubre de 1980 cuando dicta la conferencia “funcionamiento del sistema literario en América Latina” en la Harvard University. Valga resaltar que esa conferencia es la que dio paso al texto hoy citado de Ángel Rama. Sobre la situación de “dependencia” Rama nos dice la situación primigenia:
“Por definición, todo orden implica una jerarquía perfectamente disciplinada. De tal modo que las ciudades americanas entraron desde el comienzo a una estratificación que, a pesar de sus cambios, fue consistentemente rígida e inspirada por los mayores o menores vínculos con el poder transoceánico (…)Sevilla, Lisboa y Madrid” .
Sobre la relación centro-periferia:
“en 1492 económicamente Madrid constituía la periferia de las metrópolis europeas, las ciudades americanas constituyeron la periferia de una periferia” .
La violencia se manifiesta aquí como aniquilación de la cultura originaria para dar paso un Nuevo Mundo que ya era, ya existía como tal pero que por afanes económicos fue destruido para dar paso a los ideales pequeño-burgueses de los trasnochados colonizadores.

Veamos ahora el aporte de José Luis Romero a través de su obra: Latinoamérica: las ciudades y las ideas. Publicada por primera vez en 1976 este relato histórico nos pone ante todo la importancia de la cuestión política y cultural tanto en el pasado como en lo presente:
“Es que la ciudad, como realidad histórica y representación ideológica, también viaja: es sujeto de la historia en dos mundos -el viejo y el nuevo-; es el contorno donde se estructuraron en ambos continentes sucesivas formas de conflicto y convivencia; y es el disparador que abrió curso a un proceso urbano -político, social, económico y cultural- que aún no ha concluido. Para desenvolver este argumento, Romero conjugó, en Latinoamérica: las ciudades y las ideas, dos métodos de trabajo. Con el primero, fijó en términos sincrónicos cinco tipos de ciudades: las ciudades hidalgas de Indias, las ciudades criollas, las ciudades patricias, las ciudades burguesas y las ciudades masificadas; con el segundo, introdujo en estos cinco estadios del proceso histórico una dialéctica entre realidad e ideología, designios y resultados no queridos, que exigía de parte del historiador poner a punto el relato de los hechos y el relato de las ideas”
De lo que se trata es de buscar la manera de desactivar el resentimiento y el desprecio por la ley generado por la búsqueda de unos objetivos que nunca se alcanzan y la obtención de unos resultados no deseados: ingentes masas de la urbe, de esas identidades que se gestan por el intercambio entre el campo y la ciudad.
Lo que nos interesa destacar del análisis de la ciudades que hace Romero y que a mi parecer tiene mucha vinculación con la violencia típica de las ciudades contemporáneas es lo siguiente:
“España imagino su imperio colonial como una red de ciudades (…) Era una misión que sobrepasaba el objetivo personal del enriquecimiento y la existencia personal del encomendero. Debían cumplirla todos y el instrumento que se puso en funcionamiento para lograrlo fue la ciudad” .

Ya lo decía antes Arendt la violencia necesita instrumentos sola ella por sí misma es inútil pero con las herramientas adecuadas magnifica el poderío y esto es justo lo que ocurre con la ciudad-instrumento-de-dominación:
“el supuesto de la capacidad virtual ideológica para conformar la realidad se apoyaba en dos premisas. Una era el carácter inerte y amorfo de la realidad pre-existente. La otra era la decisión de que esa realidad suscitada por un designio preconcebido no llegara a tener un desarrollo autónomo y espontaneo”
Y vaya que la Metrópoli logró este objetivo de crear una estructura subyugada permanentemente, porque hasta la fecha nuestras ciudades no logran crear la vinculación necesaria y suficiente para autogobernarse como seres iguales y con los mismos derechos y responsabilidades.
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La historia está ahí, nos lo dicen los intelectuales europeos de vanguardia, y nos lo dicen nuestros literatos e historiadores narrando y contando nuestro pasado fundante que atraviesa la barrera del tiempo y se nos hace presente hoy en día.
Desde el enfoque filosófico con Arendt vemos que la violencia brota donde nuestro sentido de la justicia es burlado, ofendido y también vimos que denota ausencia de poder y que en la comunidad política el poder se transforma en organizado o institucional o gobierno y que esencialmente la violencia se adueña de los espacios en los que la comunidad política no actúa concertadamente.
Con Zygmunt Bauman hemos analizado desde una sociología contemporánea la generación de lo que él llama “vidas desperdiciadas”, es decir las víctimas de la Modernidad y su implementación a través de las categorías de diseño, orden, progreso económico. Bauman sostiene que las víctimas son generadas por procesos violentos del tipo estético (ordenar el espacio: espacios vacíos-espacios llenos; conflicto entre pueblos originario-conquistadores; conflicto rural-urbano; espacios de producción-espacios para vivir) y por los procesos económicos que en su desarrollo como maquinaria que no se detiene va dejando residuos humanos bajo la forma de expulsados del agro, expulsados de las industrias como productores fallidos o desempleados y como expulsados de la sociedad de consumo en tanto que son lo que Bauman llama “consumidores fallidos” que son incapaces de consumir, no tienen poder adquisitivo y por lo tanto quedan excluidos del juego del mercado y libre competencia.
Con las ideas de A. Rama comprendemos la intelligentzia urbana y la relación con el poder y sus oscilaciones sociales e ideológicas .
Finalmente con José Luis Romero encontramos que la ciudad latinoamericana va a caballo entre dos mundos y que en esa conflictividad histórica -entre lo viejo y lo nuevo-busca su propia definición sin lograrla aún. Curiosamente observo que muchas de las ideas que maneja Bauman se encuentran desarrolladas o al menos contenidas en las obras de Rama y Romero quienes desde otros intereses logran captar y explicar desde América Latina lo mismo que intenta explicar Bauman solo que muchas décadas después.

Conclusiones

El enfoque de prevención de la violencia a partir de la construcción de capital social comprendiendo el concepto como gestión política, como un accionar y ejercicio de ciudadanía política, como acuerdos y arreglos consensuados y dialogados a los que todos nos obligamos por consentimientos personales y mutuos acuerdos colectivos y que tienen la capacidad de crear poder social al mismo tiempo que fortalecer el gobierno y de esa forma impedir que brote la violencia. A todo este enfoque lo categorizamos aquí como un elemento necesario pero no suficiente.

Visto todo lo anterior, provisionalmente propongo en este ensayo que la violencia en nuestro país se puede comprende a partir de dos ejes transversales: 1) eje interno o endógeno y 2) un eje externo o exógeno. Simplificando diré que el eje interno o endógeno se resuelve creando condiciones internas favorables de convivencia social a partir de una armonía, como lo afirma el PNUD y el Plan Quinquenal del gobierno de Mauricio Funes y tal como lo plantea el correcto análisis de la percepción de la ciudadanía a través de las encuestas realizadas por el Iudop. Desde esta triple perspectiva la violencia se disminuiría a parámetros aceptables construyendo y fortaleciendo internamente el capital social que garantizaría el éxito de las políticas gubernamentales de desarrollo humano. Vale decir que dentro de esta concepción que postula la construcción de un tejido o entramado social más fuerte, depende mucho de la asignación de recursos materiales, es decir postula una mayor inversión social y mucha voluntad política para ejecutarla y darle cumplimiento.

Poco o nada se dice de la ligazón del fenómeno de la violencia con lo que llamo aquí los elementos externos o exógenos y que se explican en parte por la globalización y el desencadenamiento de procesos sociales, económicos, culturales y políticos que muchas veces están fuera del control de los estados fuertes no digamos de los estados débiles como nuestro país. Desde este eje podemos comprender que la violencia en nuestro medio está condicionada no sólo por factores internos de falta de grandes entendimientos sociales en relación a los fines de desarrollo humano que se desean sino que también está transida de herencias históricas del desarrollo del capital mundial y cuyos rastros podemos seguir hasta la época de la conquista del Nuevo Mundo por parte de España y Portugal.
Así inicia la Modernidad para nuestros países. Para explicar nuestra violencia actual debemos examinar cómo nos insertamos antes y la manera en la que hoy en día nos insertamos en esos procesos globalizadores omniabarcantes de todos los aspectos de nuestra vida social. Más allá de la falta de capital social, más allá de la incapacidad estatal de los gobiernos de turno hay condiciones externas que presionan e impiden un ejercicio ciudadano responsable y que esas condiciones externas obstaculizan la formación de una genuina soberanía.

Las relaciones que impiden de alguna manera autodeterminarnos como nación son las relaciones de desigualdad económica: para 1995 el 25% más rico de la población mundial se llevó el 89.02% del PIB mundial mientras el restante 75% de población debe conformarse con apenas el 10.98% del PIB mundial. Es lo que se ha llamado el escándalo del siglo XX , experimentamos una amplia brecha de desigualdad en todos los aspectos. Asimismo la situación de subdesarrollo y pobreza se ha explicado a partir de la teoría de la dependencia que ha denunciado los mecanismos que mantienen esa crítica situación, por cuestión de espacio aquí apenas los vamos a enumerar: colonización, deterioro en las relaciones de intercambio, economías poco diversificadas, repatriación de ganancias desde las naciones pobres a las naciones más ricas, la dependencia cultural, el negocio de las armas y finalmente el pago de la deuda externa. Todos esos mecanismos actúan de una forma o de otra para mantener ad infinitum nuestra condición de país dependiente, si bien es cierto hemos cambiado de patrón: de la corona española al imperio estadounidense.
Tengo que concluir proponiendo en parte lo ya dicho antes: hay que construir capital social, una autentica comunidad política. Las medidas propuestas por el ejecutivo van por buen camino pero es fundamental conseguir el financiamiento necesario para echarlas a andar, sin ese aporte económico difícilmente se materializará las ideas gubernamentales. Eso por un lado. Desde el punto de vista externo es necesario que la agenda de relaciones exteriores abogue por construir nuevos entendimientos entre los países socios de nuestro desarrollo dado que la violencia no solo es un problema nacional, nuestros socios tienen mucho que ver en ella. Con la globalización es un problema transnacional. La solución debe ser transnacional. Es necesario construir asimismo como en lo interno, una sinergia internacional, una especie de capital social regional y mundial. Por ejemplo nuestro país sufre por muertes violentas por armas de fuego, pero no solo nuestro país:
“Alrededor de 300.000 personas mueren en el mundo cada año a consecuencia de las armas de fuego, según un informe de Small Arms Survey (2004). De éstas, más de 200.000 producto de la violencia y la delincuencia. América Latina, con casi el 48% del total, encabeza el triste ranking mundial de homicidios causados por armas de fuego”
Y se propone que una medida para evitar ese tipo de actos violentos es impulsar medidas de desarme de la gente en cada municipio , pero ya hemos visto que justamente un mecanismo neo-colonial de continuación de la dependencia económica es el negocio de las armas: los principales países fabricantes de armas son: Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Suiza, Francia, Italia, Bélgica, Finlandia, Israel, Chile, Brasil, Argentina, Japón, Rusia, China, España, Venezuela e India entre otros. Todos ellos a excepción de Israel grandes economías y la mayoría miembros del G-20. Otro dato la mayoría de conflictos armados del mundo se desarrollan en países del tercer mundo y esos países deben comprar de forma legal o ilegal esas armas en mercados como el de USA o Israel, es decir impulsar medidas de desarme implica convencer a las principales economías que renuncien al negocio de las armas ¿estarían dispuestos a hacerlo?. La otra situación ejemplar para estudiar el componente externo de la violencia es la problemática del narcotráfico. La espiral de violencia que experimentamos es por el re-acomodo de las estructuras o mafias que han visto afectados sus intereses con el cambio de gobierno, al parecer la gestión gubernamental ha tocado redes importantes, pero esto ocurre a nivel regional, las mafias del tráfico de drogas operan infiltrándose en las estructuras del Estado y sus brazos van más allá de las fronteras nacionales; combatir este delito y sus consecuencias no se puede hacer aisladamente. Otro punto ejemplar es el tratamiento de la Deuda Externa, nuestro gobierno debe ser inteligente y buscar negociaciones favorables con miras a la condonación total de la misma, ello captaría más fondos para el desarrollo nacional que tanta falta hacen y que son vitales para impulsar las políticas socio-económicas. Al mismo tiempo buscar una inversión extranjera directa de mejor calidad y no tanto cantidad (tipo maquila) y así ir generando las condiciones adecuadas para un despegue del desarrollo nacional. La cuestión de los Tratados de Libre Comercio los que ya están firmados deben someterse a revisión y los que aún falta por firmar velar por garantizar condiciones de más o menos igualdad y evitar aumentar las asimetrías comerciales que ya son escandalosas.
En ese contexto es que denunciamos una violencia originaria que a lo largo de los años va mutando, transfigurando, - y parafraseando a Zubiri- se actualiza y nos arrastra forzosamente hacia ella. El mito de la violencia es toda esa construcción colectiva o imaginario social que vemos localmente a través del espejo de la realidad nacional; la violencia mítica es la que posibilita y funda el mito. Walter Benjamin decía que la violencia mítica es la violencia instaurada por el hombre a través de sus construcciones legales (estado de derecho, constituciones, etc., etc.,) y que la violencia mesiánica es aquella que anula la violencia mítica y creo firmemente que la violencia mesiánica es la que anuncia Mons. Romero en la frase puesta como entrada de este ensayo.










Bibliografía:
• ¿Cuánto cuesta la violencia en El Salvador? PNUD El Salvador. 2005
• Constitución de la república de El Salvador (1983)
• Revista Proceso 1243 mayo 30 2007
• Boletín de prensa año XXIV n° 5 “La victimización y la percepción de inseguridad en El Salvador en 2009.
• Boletín de prensa año XXV n° 1 encuesta de evaluación primer año de gobierno de M. Funes.
• Cruz, J. M., Santacruz Giralt, M.: La victimización y la percepción de seguridad en El Salvador en 2004. IUDOP.,MIN., GOB.,CNSP.,PNUD. 2005
• Arendt, A.: Sobre la violencia, Alianza Ed. Madrid, 2006. (versión electrónica disponible en www.scribd.com)
• Bauman, Z.: Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias. Paidos, Buenos Aires, 2005
• Rama, A: La ciudad letrada. Arca, Montevideo, 1984. (la versión electrónica disponible en www.scribd.com)
• Diario La Nación (Arg.) del 25 febrero 2007.
• Romero, J. L.: Latinoamérica: las ciudades y las ideas. Siglo XXI. Buenos Aires. 2005
• González Carvajal, L: Entre la utopía y la realidad Sal Terrae, 1998
• A Parte Rei. Revista de Filosofía. Disponible en http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/karmy39.pdf

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